os. El primer nombre conocido que otorgaron a esta maravilla fue Shongwe, otorgado por el pueblo Tokaleya. Más tarde, los Ndebele cambiaron el nombre a Amanza Thunquayo o “Agua que se levanta como humo”. Los últimos en llegar a la zona, los Makalolo, lo cambiaron otra vez por Mosi-oa-Tunya o “El humo que truena”, los “humos” que mencionaba Livingstone en su diario. Precisamente fueron los Makalolo los que ayudaron al explorador blanco a llegar hasta aquí. La costumbre británica de la época era la de bautizar con nombres ingleses todos los accidentes geográficos que iban consignando en los mapas a medida que avanzaban. Aunque Livingstone no solía ser fiel a esa regla no escrita, en este caso la grandeza del espectáculo que se abría ante sus ojos fue demasiado para él. Aquella maravilla merecía el nombre de una reina, la suya: Victoria.
Victoria son el salto del agua más ancho del planeta, extendiéndose a lo largo de 1,7 kilómetros. La primera de las cinco inmensas cataratas, de 106 m de altura y 1.786 m de anchura, es dos veces más alta que el Niágara y una y media más ancha. Cuando las inundaciones se encuentran en su momento álgido –entre abril y mayo- caen más de 600 millones de litros de agua por minuto: el estruendo es audible a más de 20 km de distancia y la nube de humedad que se eleva a 100 metros de altura es visible a 80 km. Cifras que, con todo lo espectaculares que son, no hacen justicia a un extraordinario fenómeno ante el que miles de personas de todo el mundo acuden a extasiarse cada año. Allá donde mires, puedes ver arco iris, algunos de ellos de 360º. Por lo visto, las noches de luna llena, las autoridades del parque abren el lugar para que los visitantes puedan disfrutar del inusual fenómeno de un arco iris lunar. A Livingstone no le llevó demasiado tiempo averiguar cuál era el origen de tal espectáculo natural. En su diario anotó fríamente: “Las cataratas no son nada más que una fisura en la dura roca basáltica en dirección a la orilla izquierda del Zambeze. Todo este espectacular escenario es el resultado de una antigua elevación del terreno como consecuencia de la cual se abrió un profundo salto en la roca basáltica de la base. En esta garganta, la corriente se precipita hacia abajo a lo ancho de unos 1.000 pasos”.
El explorador estuvo acertado en sus observaciones. El Zambeze, con 2.574 km de rec
orrido, es el cuarto río más largo de África. Nace en Zambia y su curso recorre una llanura basáltica formada en el jurásico que ido sufriendo diversos movimientos tectónicos con los consiguientes cambios en el fluir del río. Las simas creadas por los movimientos de la corteza terrestre, abiertas en el eje este-oeste, se encuentran con el río, que fluye de norte a sur. Esa línea de encuentro –que a medida que el río erosiona las simas va cambiando su posición con el transcurso de los milenios- es lo que da lugar a las Cataratas Victoria. Al desplomarse por la catarata, el río cae en picado en un abismo llamado The Boiling Pot y, a continuación, se dirige a un cañón sinuoso que se extiende a lo largo de más de 70 km; las olas y los remolinos que se forman constituyen uno de los desafíos más duros del mundo para los amantes de los descensos fluviales.
agua crean un microclima que se beneficia de un riego continuo, día y noche, 365 días al año. La vegetación crece exuberante por doquier. La selva tropical que rodea las cataratas es un santuario para aves y mariposas y árboles como el ébano, la caoba, las palmeras, los helechos, las orquídeas, las parras, las lianas y una gran cantidad de plantas trepadoras y rastreras. Todas las especies gozan de un crecimiento generoso gracias a la constante humedad y al humus del suelo.
eros que bordean la enorme grieta y nosotros optamos por uno de ellos. A mitad de camino, estratégicamente situados, un par de nativos ofrecían chubasqueros y capas de agua. Pasamos de largo, confiados en que nuestras chaquetas impermeables serían suficiente protección. La ignorancia es atrevida. A medida que el sendero serpenteaba hacia la base de las cataratas, el vapor de agua en el aire aumentaba más y más. Cuando tuvimos la montaña líquida a la vista, ya estábamos totalmente empa
pados. Los chubasqueros eran inútiles. Millones de gotas golpeaban nuestros cuerpos desde todas direcciones. Ni siquiera podíamos sacar la cámara de fotos so pena de que quedara convertida en un montón de mecanismos chorreantes. Era como si nos estuvieran lanzando cubos de agua. Una neblina blancuzca, mezcla de espuma y gotas en suspensión, impedía ver la catarata, aunque era evidente que el monstruo estaba justo frente a nosotros. Desde el borde de la grieta, la luz y el agua se combinaban para moldear un arco iris colgante perpetuo sobre la garganta. La zona goza de una protección especial desde 1934, cuando se creó el Parque Na
cional Mosi-oa-Tunya, que en la actualidad se extiende a ambos lados de la frontera entre Zambia y Zimbabwe. Estos dos países han puesto un especial empeño para la protección de los 69 km2 de espacio protegido que en 1989 pasó a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Aunque hoy el lugar se halle bajo la presión del turismo y la amenaza de proyectos para construir presas que aprovechen el potencial hidroeléctrico, sigue siendo uno de los lugares más fascinantes del continente africano.



1 comentario:
Las cataratas más anchas del mundo son las del Iguazú, con 2700 metros de ancho.
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