A Livingstone no le llevó demasiado tiempo averiguar cuál era el origen de tal espectáculo natural. En su diario anotó fríamente: “Las cataratas no son nada más que una fisura en la dura roca basáltica en dirección a la orilla izquierda del Zambeze. Todo este espectacular escenario es el resultado de una antigua elevación del terreno como consecuencia de la cual se abrió un profundo salto en la roca basáltica de la base. En esta garganta, la corriente se precipita hacia abajo a lo ancho de unos 1.000 pasos”.
El explorador estuvo acertado en sus observaciones. El Zambeze, con 2.574 km de recorrido, es el cuarto río más largo de África. Nace en Zambia y su curso recorre una llanura basáltica formada en el jurásico que ido sufriendo diversos movimientos tectónicos con los consiguientes cambios en el fluir del río. Las simas creadas por los movimientos de la corteza terrestre, abiertas en el eje este-oeste, se encuentran con el río, que fluye de norte a sur. Esa línea de encuentro –que a medida que el río erosiona las simas va cambiando su posición con el transcurso de los milenios- es lo que da lugar a las Cataratas Victoria. Al desplomarse por la catarata, el río cae en picado en un abismo llamado The Boiling Pot y, a continuación, se dirige a un cañón sinuoso que se extiende a lo largo de más de 70 km; las olas y los remolinos que se forman constituyen uno de los desafíos más duros del mundo para los amantes de los descensos fluviales.
La zona goza de una protección especial desde 1934, cuando se creó el Parque Nacional Mosi-oa-Tunya, que en la actualidad se extiende a ambos lados de la frontera entre Zambia y Zimbabwe. Estos dos países han puesto un especial empeño para la protección de los 69 km2 de espacio protegido que en 1989 pasó a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Aunque hoy el lugar se halle bajo la presión del turismo y la amenaza de proyectos para construir presas que aprovechen el potencial hidroeléctrico, sigue siendo uno de los lugares más fascinantes del continente africano.
1 comentario:
Las cataratas más anchas del mundo son las del Iguazú, con 2700 metros de ancho.
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